La cadena de sucesos que hoy dividen a la comunidad de desarrollo es como sigue. Después comprar a Sun Microsystems, OpenOffice.org pasó a ser propiedad de Oracle de la misma forma que otros muchos productos. Ante el temor de que la suite de oficina se transformara en un producto comercial de código cerrado, el mes pasado varios miembros importantes de la comunidad OpenOffice.org decidieron formar “The Documents Foundation” y crear un fork del proyecto de desarrollo al que denominaron LibreOffice. Luego invitaron a Oracle a sumarse a la fundación y a donar la marca comercial OpenOffice.org, lo que fue rechazado por la empresa y más aún, pidió a los miembros de la fundación abandonar OpenOffice.org argumentando conflictos de interés.
Y así, poco a poco han ido abandonando el proyecto miembros importantes de la comunidad, y esta llegó el éxodo masivo al renunciar otros 33 desarrolladores, que hoy se integran a The Documents Foundation para continuar con la evolución de LibreOffice.
Cabe señalar que LibreOffice se ha ganado en este breve tiempo el apoyo de varias compañías como Google, Red Hat, Canonical, Novell y Ubuntu, este último al anunciar que futuras versiones de su distribución reemplazarán OpenOffice por la nueva versión libre.
Sin embargo, ahora tenemos una comunidad de desarrollo desconcertada y dividida, que tardará tiempo en volver a tomar forma. Tiempo que puede resultar fatal ante la vertiginosa evolución tecnológica orientada al software como servicio y al internet como medio para entregar aplicaciones.
Y como lo comentamos al inicio de este espacio, puede representar el adiós definitivo de Linux en el escritorio, ya que la ausencia de una suite de oficina competitiva, eficiente y amigable es tal vez la principal y única causa por la cual no ha sido aceptado. Por más que la plataforma del pingüino haya evolucionado a interfaces gráficos con efectos espectaculares, sumamente ligeros, seguros, libres de virus, y que pueden utilizarse sin recurrir a la consola de comandos, todo pierde sentido al carecer de una suite de trabajo que permita a usuario acelerar sus resultados.
LibreOffice llegó para quedarse, o para quedarse sin usuarios y despedir a Linux del escritorio. La forma y fuerza que tome The Documents Foundation será el factor que incline la balanza en uno de los sentidos
ljoannis@netx.com.mx
Fuente: impreso.milenio.com
Y así, poco a poco han ido abandonando el proyecto miembros importantes de la comunidad, y esta llegó el éxodo masivo al renunciar otros 33 desarrolladores, que hoy se integran a The Documents Foundation para continuar con la evolución de LibreOffice.
Cabe señalar que LibreOffice se ha ganado en este breve tiempo el apoyo de varias compañías como Google, Red Hat, Canonical, Novell y Ubuntu, este último al anunciar que futuras versiones de su distribución reemplazarán OpenOffice por la nueva versión libre.
Sin embargo, ahora tenemos una comunidad de desarrollo desconcertada y dividida, que tardará tiempo en volver a tomar forma. Tiempo que puede resultar fatal ante la vertiginosa evolución tecnológica orientada al software como servicio y al internet como medio para entregar aplicaciones.
Y como lo comentamos al inicio de este espacio, puede representar el adiós definitivo de Linux en el escritorio, ya que la ausencia de una suite de oficina competitiva, eficiente y amigable es tal vez la principal y única causa por la cual no ha sido aceptado. Por más que la plataforma del pingüino haya evolucionado a interfaces gráficos con efectos espectaculares, sumamente ligeros, seguros, libres de virus, y que pueden utilizarse sin recurrir a la consola de comandos, todo pierde sentido al carecer de una suite de trabajo que permita a usuario acelerar sus resultados.
LibreOffice llegó para quedarse, o para quedarse sin usuarios y despedir a Linux del escritorio. La forma y fuerza que tome The Documents Foundation será el factor que incline la balanza en uno de los sentidos
ljoannis@netx.com.mx
Fuente: impreso.milenio.com
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